Villa Victoria,Chinicuila Michoacán.: Hacienda de Hihuitlan

jueves, 12 de junio de 2008

Hacienda de Hihuitlan

Hace mucho tiempo. Fue en el siglo pasado, en la época de las grandes haciendas existió en el municipio de Chinicuila un hombre, que llegó a ser el mas poderoso de la región, en cuanto a posesiones de tierras y ganado. Prácticamente era el dueño de todo el municipio.

Tenía una hacienda grandiosa en Hihuitlán comunidad ubicada en las márgenes del río La Tortuga, que antes de serpentear las montañas del Otatito en su camino hacia el mar riega las amplias planicies desde Hihuitlán hasta Paso de arrieros, la construcción tenia gran cantidad de cuartos con anchas y encaladas paredes, una lujosa y enorme cocina donde las mujeres torteaban a mano balsas de tortillas para llenar el estomago de los hambrientos mozos, igualmente se colgaban zarzos llenos de quesos amarillos y la bolsas de mantequilla, los amplios corredores llenos siempre de gente en movimiento, sus pasillos empedrados, sus caballerizas repletas de bestias caballares y mulares bien asistidas y educadas, tenía muchos corrales donde se ordeñaban diariamente 200 vacas; Había también infinidad de cerdos y gallinas; además de cosechar enormes cantidades de arroz, maíz fríjol, cada año se levantaban enormes monos de hoja que servían de alimento a los animales

En la hacienda vivía todo un ejército de peones con sus familias que se encargaban de realizar los trabajos recibiendo a cambio su correspondiente pago en mercancía en la tienda de raya.
Don Esteban recorría sus posesiones en una mula negra, rápida como el viento.
Nadie sabe ni recuerda como empezó la riqueza de don Esteban. Lo que si se sabe es que en muy poco tiempo su ganado aumentó como la espuma.

De igual, e inexplicable manera, toda esa opulencia y grandeza desapareció de la noche a la mañana. Murió en la madurez de la vida; todavía fuerte el hombre, a decir de muchos, el sabia el día que había de morir.La gente no olvida su muerte y los sucesos que ocurrieron durante la velación de su cuerpo.

El día que Esteban Morales murió toda la gente de la hacienda se reunió, como era tradición y costumbre hacer con un hombre de su talla. Colocaron el cuerpo en el cuarto más grande, iluminando la estancia con velas y veladoras.

Las horas pasaban entre llantos y rezos hasta que empezó a obscurecer y empezó a sentirse un aire frío que estremecía los árboles, arrancaba las hojas y levantaba polvadera de los corrales.Se empezaron a escuchar bramidos de toros y ruido de ganado que bajaba del cerro a todo galope en dirección a la hacienda, en pocos momentos los corrales estaban repletos de animales de todos los colores. Había vacas pintas, rojas, pardas, bayas, barcinas, hoscas, todas bramando y rascando el suelo ocasionando un ruido ensordecedor. Hasta que se escucho el bramido de un toro que bajaba del cerro, era un animal enorme de color negro con grandes y lustrosos cuernos. Al llegar a los corrales pegó dos bramidos.
Todos los animales guardaron silencio y enseguida empezaron a salir de los corrales siguiendo al enorme toro negro con rumbo hacia el Cerro de Morenas.

Los asistentes y familiares estaban aterrorizados.La mayoría de los presentes se refugió en el cuarto del difunto. Cuando en eso vieron claramente un perro enorme de color negro que viniendo de los corrales se dirigió hacia la casa y entró al cuarto, meneando la cola y olfateando el cajón del muerto, dio una vuelta alrededor del mismo mientras con la cola apagaba las velas.

Todos quedaron paralizados por el miedo, sin poder moverse en la oscuridad, solo escuchaban rechinar el cajón y el perro que gimoteaba.Luego todo quedó en absoluto silencio.La gente empezó a reaccionar: los hombres que fumaban buscaron con rapidez los fósforos, encendieron a tientas las veladoras y las velas mientras las mujeres y los niños lloraban desesperados.

Al iluminarse la estancia los familiares se acercaron con rapidez al cajón del muerto. Grande y mayúscula fue su sorpresa al ver que el cuerpo había desaparecido y en su lugar solo quedaban las sabanas despedazadas y una cadena. Antes de que los presentes se dieran cuenta cerraron la caja.

En la madrugada pusieron algunas piedras dentro del féretro y eso fue lo que otro día sepultaron.
Después de la muerte de don Esteban se han sabido muchas historias y relatos se dice que tenia un capataz de confianza a través del cual hoy se conocen hechos extraordinarios de la vida de su patrón.

De la mula se dice que poseía poderes increíbles, como el de trasladarse en un segundo a cualquier parte. En una ocasión Don Esteban estaba enfermo y le pidió al capataz que fuera por cierto encargo le dijo “Súbete a mi mula y cierra los ojos, cuando llegues al lugar que te mando, que es una hacienda tiene un corral de piedra con una puerta, no intentes abrirla tú la puerta, la mula sola la abrirá, no hables con nadie, solo recoge una bolsa de cuero que encontraras adentro, se encuentra colgada de un bramadero”

El capataz hizo lo que el patrón le mandó; al anochecer se subió a la mula e inmediatamente sintió que el animal se elevaba por el aire transportándose con una rapidez asombrosa, en un instante se encontraba frente a la hacienda la cual tenia un corral de piedra con una sola puerta no necesito abrirla, la mula se dirigió como si hubiera pasado mil veces por la puerta, con las narices la empujó y entró.
Ya adentro de la hacienda observó que tenia un amplio corredor al frente con pilastros de gruesa madera y enormes puertas que resguardaban un gran cantidad de cuartos cerrados, enseguida descubrió el bramadero en el centro del corral y; efectivamente ahí estaba colgada una bolsa de cuero de vaca de color negro.
La tomó en sus manos y sintió que estaba llena, pero no sabia de que.
Empezaba a decidirse por abrirla cuándo escucho a sus espaldas un quejido que provenía de uno de los cuartos tanta fue su intriga que con pasos vacilantes se fue acercando a la casa, una ves en el corredor ubicó la habitación de donde provenía el lamento y se acercó a husmear por las rendijas de la puerta.

Dentro del cuarto se encontraba su patrón atado de un pie con una enorme cadena, estaba custodiado por un enorme perro negro. Don Esteban le indico que no abriera la bolsa y que se regresara lo mas rápido que pudiera.

El capataz tomo la bolsa, se subió a la mula que volvió a abrir la puerta y en un segundo regreso a Hihuitlán donde ya lo esperaba su patrón en la cama. Hizo entrega de la bolsa misma que abrió delante del para satisfacer su curiosidad. La bolsa estaba llena de pelos de vaca. Asimismo el capataz observó una ves mas la llaga que siempre tubo en un pie el poderoso Esteban morales.

De igual forma se decía que cuando se bañaba en el río siempre se hacia acompañar de un capataz al cual le decía: - “Espérame, aquí no te acerques a mirarme” El señor se alejaba hacia el estanque en el que acostumbraba sumergirse cotidiana mente.

En varias ocasiones al capataz le entraba la curiosidad ¿porque el rico hacendado le recomendaba que no se acercara a verlo? Hasta que un día no resistió la tentación y sigilosamente siguió a su patrón. Escondido tras unos matorrales observó los movimientos de su jefe: Llegó a la orilla del estanque empezó a quitarse la ropa la cual dejó encima de una piedra. Encima coloco su pistola máuser 44 con sus cachas plateadas, para luego arrojarse al agua. -¡Que misterioso es mi patrón! Pensó mientras echaba un vistazo a los alrededores cumpliendo con su deber de vigilar._ la vejez lo vuelve a uno misterioso. -Se dijo mientras regresaba la mirada hacia el agua donde se sumergiera apenas un minuto antes el anciano millonario.

Descubriendo que había desaparecido del cristalino estanque; muy preocupado, agudizó la vista al observar que no se veía por ningún lado, le parecía increíble que en solo un instante se lo hubiera tragado la tierra. Ocupado en recorrer desesperadamente con la vista toda la orilla cuando de pronto se dio cuenta que algo se movía en el fondo del agua. Era un animal enorme de color negro que se retorcía de forma grotesca ¡era un apalcuate gigantesco!
En eso se había convertido su patrón al meterse al agua.

Fuente:
Portal de los municipios del estado de Michoacan

4 comentarios:

dapozova dijo...

que agradable es encontrarse con relatos sobre la hacienda de mi bisabuelo, lo he comentado con amigos y familiares en colima, pertenezco a la familia Morales Ledesma de morelia Mich., soy hijo de Guillermo Morales Ossorio.
mi correo. mmoralesledesma@yahoo.com.mx
saludos a mi primo lalo valladares.

moises villegas dijo...

Que gusto me da escuchar la historia de mi bisabuelo espero Que pronto pongan la historia de mi abuelito porfirio morales hijo de don esteban morales y saludos a toda mi familia en colima

moises villegas dijo...

Que gusto me da escuchar la historia de mi bisabuelo espero Que pronto pongan la historia de mi abuelito porfirio morales hijo de don esteban morales y saludos a toda mi familia en colima

fanny dijo...

jajaja se pasaron esa historia es una mentiraa jajaja estebann morales era mi bisabuelo su ganado desaparecio porque los cristianos lo habian acusado de asesinato y se lo robaron lo del lago era porque el lago lo conocia perfectamente bien jajaj se pasaron