En cada oportunidad que tenemos de visitar nuestro Chinicuila, aprovechamos las bondades del tiempo prevaleciente en esta región durante el mes de diciembre, para dar un leve paseo por alguno de los lugares que tradicionalmente visitábamos de niños. Uno de estos sensacionales paseos es “El Aguacatillo” que toma su nombre de la apariencia de los frutillos de los árboles comúnmente así llamados y que crecen a las orillas del rio (foto1).
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Y lo hacemos por varias razones: el hecho mismo de disfrutar de los paisajes que nos ofrece nuestra tierra y sobretodo para recordar aquellos años de nuestra niñez cuando juntos, en familia, nos íbamos aprovechando los pretextos de nuestras mamás de “ir a lavar a la barranca”. Quien no recuerda aquellas grandes tinas con ropa cargadas con gran habilidad por Doña Flora Acevedo o su comadre Amparo Cárdenas (qepd), por citar a algunas de las tantas madres de familia que lo hacían con gran gusto y en ocasiones porque en nuestras casas no era suficiente el agua para este “quehacer”, auxiliadas a veces por un “guansipo” que consistía de un pedazo de manta enrollado de tal manera que colocado entre sus cabeza y la tinas laminadas, servía de amortiguador de las pesadas cargas o cuando era mucha la ropa, pedirle a alguien de los muchachos que llevara el burro para tal fin.
Recordemos, por ejemplo, cuando al ir bajando la cuesta del campo de aviación a la barranquilla de los chicos podíamos escuchar el griterío de la chamacada disfrutando del tanquecito formado en el puente de Ulises, vocerío confundido con el golpeteo de los pantalones y cobijas en las lajas de piedra dispuestas como lavaderos y las canciones de Lola La Grande y Amalia Mendoza entonadas a pulmón abierto por nuestras madrecitas: ¡no volveré, te lo juro por Dios que me mira, te lo digo llorando de rabia, no volveré . . . ! llegar a nuestro destino y degustar los taquitos paseados de frijoles calentados en las brasas ¡eso si! acompañados con una coca cola medio fría, que previamente debió ser sambullida al agua del rio, para quitarle lo caliente; de postre unas galletas marías del paquete que debimos haber compartido con nuestros hermanos o amigos ¡ah que delicia!
En esta ocasión participaron en nuestro paseo un grupo de niños muy entusiastas, además de sus padres y abuelo, quienes tuvieron que recurrir a los conocimientos del guía turístico llamado “Soco” y su pequeño jumento para iniciar este fabuloso paseo que tuvo como meta el punto conocido como “Los Arcos”. Siguiendo las recomendaciones del experto en Ecoturismo Ing. Alfonso Chávez Espinoza, quien menciona la posible presencia de víboras de cascabel, coralillos, tarántulas, pinacates y otras alimañas, por el desuso de los caminos de herradura, los pequeños tuvieron que recurrir a sus armas predilectas: ¡unas buenas resorteras!, afortunadamente no tuvieron que emplearlas debido a que han sido instruidos en la protección de la fauna silvestre como uno de los principios básicos del cuidado del Medio Ambiente.
Continuará. . .
José Rafael Trujillo Trujillo
3 comentarios:
RAFA: ESTIMADO AMIGO, QUE IMPORTANTE ES RESCATAR LA HISTORIA PARA CONOCIMIENTO DE LAS NUEVAS GENERACIONES Y DE AQUELLOS QUE NO LA CONOCEMOS. FELICIDADES POR TU ARTICULO Y QUE BUENO QUE SIGAS DISFRUTANDO DEL TERRUÑO AL MISMO TIEMPO QUE VISITAS A LA FAMILIA EN LA VILLA. ADELANTE AMIGO, SIGUE APORTANDO A LA PAGINA DE LUPITA. DIOS TE BENDIGA. Alfonso Chávez Espinosa.
SALUDOS RAFA Y FELICIADES POR TU APORTE QUE TAMBIÉN LO CONSIDERO PROPIO Y ORGULLO DE LA RAIGAMBRE.
tio a ver cuando me llevas al aguacatillo. Felicidades y saludos
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