Villa Victoria,Chinicuila Michoacán.: TIEMPO DE LLUVIAS

sábado, 4 de diciembre de 2010

TIEMPO DE LLUVIAS


El pueblo quedaba incomunicado al inicio de las primeras tormentas de junio. Los rios "crecían" de tal manera, que como eran parte de la carretera que nos une con Colima, el acceso a esta ciudad se veía interrumpido. El puente de vigas para cruzar el "Río Grande" como todos lo conocíamos, hoy llamado Paso de Potrerillos, o era retirado a tiempo o el río se encargaba de éste, llevándoselo hasta "La boca de Apiza", lugar donde desemboca el Rio Coahuayana.

Los últimos viajes que hacían los camiones de carga llegaban al pueblo repletos de mercancías, abarrotes, y provisiones para cubrir las necesidades de la gente del lugar y de rancherías circundantes en el tiempo en que duraban las lluvias. Estos eran almacenados en estufas acondicionadas para mantenerlos libres de humedad.



Eran cuartos que se construían sobre un horno que era calentado con leña, y el calor que acumulaban servía para mantener en buen estado alimentos como harina, azúcar, piloncillo, galletas, sal, dulces y todo lo que pudiera afectar la humedad. La mayoría de las tiendas grandes contaban con este medio, para así conservar en buen estado las mercancías y éstos eran calentados según la capacidad de almacenaje del local.

El azúcar en ese tiempo no era granulada o refinada como ahora la conocemos, sino que eran bloques o más bien "marquetas" (como se les decía) que venían envueltas en un grueso papel gris y metidas en costales de henequén (fibras de maguey)

En las tiendas había un cajón donde se ponían estas marquetas y se utilizaba una hacha muy pequeñita para hacer pedazos o terroncitos que al comprarlos te los envolvían en "papel de envoltura"

_ No vayas a la tienda de fulano porque allí está ya todo revenido , quería decir ya todo estaba aguado _ Eran las órdenes de los Papás.

Y así casi siempre el último viaje del camión carguero llegaba repleto de cartones de cerveza, para cubrir las necesidades del pueblo y de las rancherías en sus festejos.

Un enorme tambo a lo largo del corredor de la casa de mi tía Lupita Trujillo lleno de "Tractolina" que era el combustible del enorme motor color verde con dos grandes ruedas metálicas que servían como volantes para hacerlo funcionar, de donde se sujetaba el encargado y así vuelta y vuelta hasta oír Chuck, Chuck, Chuck hasta que éste funcionaba. Luego a poner la banda de 5 o 6 metros de longitud que conectaba a la dinamo que generaba la corriente para el alumbrado de calles y hogares donde solo se permitían dos focos máximo.

Jesús "Chuy" Ávalos o Nacho Trujillo Escamilla, por mucho tiempo fueron los encargados del manejo de la luz y del molino de nixtamal, quienes en ocasiones sufrían para llevar a buen término su encomienda porque el referido motor no quería encender. Y uno de niño entrometido preguntaba que pasaba y casi siempre coincidían con la respuesta: se le chingó el magneto y nos quedábamos satisfechos con la respuesta, sin saber a que se referían.

Nos gustaba ir a verlos sufrir y ver el rústico tablero con unos relojes donde te marcaba los tres circuitos con que contaba el pueblo (El del otro lado, la calle real jardín y el de abajo) pero no faltaba que al ir probando con los switches la entrada del circuito, el chispazo y la maldición: Hijo de la chiflada, hay un corto. A lo que rápidamente, casi corriendo con escalera al hombro salían a buscar el problema que en la mayoría de los casos resolvían con atingencia.

Everardo, Everardo,(se referían a mi tío Everardo Valladares) manda decir fulano que alistes la lámpara para que alumbres la tienda porque tienen un corto y no va haber luz

_¿Corto? _Corto tiene el entendimiento el cabresto, que no puede arreglarlo. Y luego para la lucecita que dan los pin . . . focos; alumbra mas un cabr . . . oranche colgado. Refunfuñaba sentado por dentro de la tienda en su silla con respaldo de alambrón retorcido, con su inseparable cigarro "Del Prado" que al expirar el humo le cubría la cara y así desquitaba su enojo. Entonces procedía a bajar la lámpara de gasolina que colgaba del tapanco de la tienda, llenarla de gasolina blanca y acondicionarla para cubrir la falta de luz electrica.

¡No va haber luz! de boca en boca se pasaba la noticia. ¿Y por qué nó? _Pos que se le fregó un fierro al motor y lo tienen que llevar a componer hasta Colima y si no se puede allí, que dizque van a ir hasta Guadalajara. Entonces la situación se ponía grave había que viajar a caballo a Coahuayana y allí trasladarse hasta Colima, por lo consiguiente las noches que no había luz por la tardanza de la compostura de la avería del motor, la mayoría de las casas se alumbraban con aparatos de petróleo que tenían bombillos de vidrio o simplemente con mecheros y las tiendas con lámparas de gasolina.

La quietud de las noches donde perseguíamos la luz verde de alumbradores y martitas por las calles y el jardín a veces acompañada por los ruidos y cánticos de insectos, croar de ranas y sapos a lo largo del cauce del río, ladridos de perros, peleas de gatos y ya dispuestos casi para ir a dormir, no sin antes darle una buena repasada en medio de los dedos de los pies donde no podías dejar de tallarlos por la gran comezón debida a lo remojado de éstos, ya que eso de andar con huaraches, los pantalones remangados a media pierna y éstas salpicadas de lodo, raspones, piquetes de insectos, pero mojados igual que toda la ropa, porque no desaprovechábamos cualquier lluvia para mojarnos y andar metidos en las corrientes del agua que corría por las calles.

Y sí. Luego los regaños. _ Mira nada más como vienes de mojado muchacho, pero al rato vas a estar llorando porque te duele una muela o que te va a dar gripa, y entonces vas a ver lo que te resulta de andarte mojando.

Cuando la lluvia acompañaba la noche y ya metido en la cama no había placer más grande que sentir la brisa que se colaba por entre el tejado y pequeñísimas gotas salpicaban la cara.

Al levantarse al día siguiente todavía con los dedos de los pies arrugados de tan remojados sentías los huaraches fríos pero al poco andar ya se te olvidaba y nuevamente lo mismo: Ir a la escuela, practicar para el desfile del 16, ir a revisar las lomas para ver si ya estaban los huacucos, venaditas, o borregas, también presumir que ya habías comido changungas, y en fin toda una divertida que nos dábamos en este TIEMPO DE LLUVIAS.

Con cariño un abrazo para todos.

C. Dentista. Ramón Godínez Gutiérrez

Morelia, Mich. Agosto 21 de 2010



*Fotografías cortesía de las siguientes personas:

Dr. Hugo Larios T.

Arquitecto Alfonso Gutiérrez Mtz.

Ing. Fernando Trujillo S.

Srita. Reina Trujillo T.

Sra. Esmeralda Trujillo M.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola como estas, oye veo la foto donde estan algunos pineda que son primos, tios, etc. de mi papa que es Salvador Pineda Cortes y mi abuelo era Justino Pineda Larios. Quienes viven en villa de ellos.

Saludos

Unknown dijo...

Oye el que esta en la fotos es el indio Silva que era como le decia mi papa?