Villa Victoria,Chinicuila Michoacán.: NUESTRO PASO POR LA ESCUELA PRIMARIA.

domingo, 19 de febrero de 2012

NUESTRO PASO POR LA ESCUELA PRIMARIA.





"Después del clásico nos vemos a la salida, unos pa' echar golpe, otros más pa' ir a perderse en los laberintos que se formaban en el extinto cabezal, lugar propicio pa' embarrarse los cachetes con la pulpa de las cabezas de negro, delicioso fruto, único en nuestra región"




En los años sesentas el calendario oficial de clases en la República Mexicana eran los tipos A y el B divididos entre los estados. Colima tenía el tipo B que iniciaba actividades en Septiembre y terminaba a finales de Junio y principios de Julio. Michoacán contaba por consiguiente, con el tipo A, ciclo que tenía su inicio en los primeros días de Febrero para terminar a mediados de Noviembre.

En la escuela que a mi tocó iniciar mi aprendizaje es la que actualmente conocemos como José María Morelos y Pavón porque hubo otros lugares que funcionaron como tal, en ésta inicié el Kinder a cargo de la Seño Socorro (qepd) como todos la conocíamos, junto con los hermanos Jorge y Rubén Tinoco, encargados de tocar el piano.


Nuestra majestuosa Escuela Primaria "José María Morelos y Pavón", donde aprendimos nuestras primeras letras, guiados por excelentes maestros. Vista de los patios de nuestra escuela. Fotografía tomada desde el campanario del templo, cortesía del Arq. Alfonso Gutiérrez Martínez, quien también jugó a "Los Encantados" a la hora del recreo, obviamente después de haber disfrutado de su tostada raspada embadurnada con salsa "La fama" (la del diablito).


Alineación a la izquierda
Asistíamos a la escuela de 9 a 12:30 y de 3 a 5 de la tarde en la Primaria y nuestro día de actividades iniciaba desde las seis de la mañana cuando nos despertaban casi al mismo tiempo en que el encargado del molino de nixtamal instalado en casa de mi muy querida tía Lupita Trujillo (qepd) encendía el motor para la elaboración de la masa pàra la tortillas del almuerzo y del resto del día. Había que llegar temprano con la cubeta del nixtamal para colocarlo en la tabla en forma de una "S" para que fuera recorriendo y como siempre no faltaba alguien que queriendo pasarse de listo intentaba poner su cubeta delante de la nuestra, con lo que resultaba algunas veces en reclamos, empujones y en alguna que otra trompada; otros dejábamos pasar el tiempo y nos sentábamos en las graditas de la escuela a saborear algunas galletas de animalitos o una pieza de pan que comprábamos en la tienda de la tía Vicenta Pineda (qepd), a un lado del molino, quien también a esa hora ya estaba lista a recibir a la clientela o en el puesto de mi tío Everardo Alcántar (qepd) y cuando se nos hacía un poco tarde nos divertíamos viendo pasar bandadas de pericos que con su algarabía cruzaban el pueblo rumbo a El Moro o Tehuantepec y por la tarde de regreso al Cerro de La Mesa.



"Cotorrito, cotorrito, dame la patita. Currito, currito, dame la patita" Niños Chinicuilenses con su mascota preferida: "El Perico o Cotorro". Desgraciadamente, son muy pocas las parvadas de estas aves, así como lo describe Monín, que en estos tiempos cruzan los cielos Chinicuilenses. Será que nuestros paisanos ya no siembran maíz o acaso también esta especie se estará o la estaremos extinguiendo?


Algunos teníamos obligaciones asignadas y había que andar de prisa porque de repente tan, tan, tan, ocho campanadas en la iglesia anunciaban que faltaba una hora para entrar a clases, y venían los regaños de los Papás. Apúrate muchacho no has acabado, ya dieron las ocho y te van a cerrar el cancel. Y así corriendo por todas las calles veíamos a la chiquillería muy peinados cargando bolsillos de jerga, manta y algunos con mochila que presumían se las habían traído algún familiar que había ido a Colima o desde Guadalajara, donde se guardaban los útiles o simplemente un cuaderno y un lápiz que comprábamos en alguna tienda de los Valladares. Un largo silbatazo a las 9 de la mañana anunciaba el cierre del cancel y el inicio de actividades. Los lunes los seis grados todos formados y junto con la banda de guerra rendíamos honores a la Bandera para después entrar a los salones a recibir nuestra clase.

La hora del recreo era esperada con ansiedad para jugar trompos, canicas, baleros, runfaderas de corcholatas aplastadas, a las que le sacábamos filo y ver quien reventaba más pabilos. También en el mes de junio en que los chamizos ya tenían bolitas, había guerritas con los trabucos hechos de rama de rabelero y una rama recta de crucillo que servía de émbolo para hacer tronar el trabuco, algunos otros se divertían jugando voley o basket en una cancha de tierra, porque no había la que ahora luce la Escuela. Estos eran algunos de los juguetes con los que nos divertíamos. A esa hora también hacíamos nuestras compras como charamuzcas, ricas bolitas de leche que deshacíamos en la boca elaboradas por la familia Mújica y Trujillo Mújica, así como pastas, guayabates, changungas, pinoles, bolas de roscas enmieladas, en fin toda una variedad de golosinas y no faltaba la Sra. Chuy Guerrero (qepd) con su bandeja blanca donde llevaba guayabillas, changungas, pinoles, ponte-duro, berenjenas o cualquier fruta de la temporada que te las envolvían en un cucurucho de papel.

Algunos compraban el pinole solo para divertirse haciendo maldades al poner una porción en la boca y luego se lo soplaban en la cara a quien hubieran escogido para hacerle la travesura.



"Los bonetes" otro exótico fruto de extraordinario olor y sabor que no podía faltar en nuestras mesas, producto de nuestras incursiones al Cerro de la Mesa después de la salida de clases. Fotografía proporcionada por Xochilt Trujillo


A la salida de la escuela en tiempo de lluvias corríamos al río a dizque bañarnos en cualquiera de los tanques mas cercanos a nuestras casas pero nunca llevábamos jabón corríamos el riesgo de encontrarnos con estiércoles de res y humanos y preferíamos el tanque del Zapote o el de Las iguanas donde ya no había ningún peligro de encontrarse con lo antes dicho. Después del chapuzón, todos asoleados y sedientos pasábamos a la casa de Rafael Trujillo Chacón (qepd) a comprar un delicioso vaso con agua de limón, con algunas semillitas de chan bien fría y luego ¡a comer! porque de nuevo la campana sonaba a las dos de la tarde y teníamos que aligerarnos para a las tres, escuchar el silbato que nos indicaba el inicio de clase por la tarde y terminadas éstas, participar en el aseo del salón, en regar jardines y hasta la limpieza de baños -cosa que a muchos no nos gustaba-.

A esa hora el olor a pan caliente hacía que corriéramos a la panadería por alguna enchilada, azucarada, trompada, queretana, chololo o los muy difíciles virotes con miel que no a cualquiera se le vendían. Otros, corríamos a las lomas para ver que fruta encontrábamos, o hacer alguna avería como andar apedreando pollos, lazando becerros, puercos o lo que se dejara; volar papalotes en la loma del burro y cuando el tiempo era propicio, soltar globos y el deseo de muchos era que al intento éste se quemara para luego venir la burla: __ ¡ja, ja, ja, hey, se les quemó! no le pusieron bien la boquilla, o tenía mucho petróleo la esponja o no lo inflaron bien eran entre muchas causas del incendio, pero cuando lograba elevarse entonces los comentarios cambiaban: Hijo de la chin se va perder en las nubes el cab, ora sí lo hicieron bien y entonces a correr a la Tepehuajera, al Campo de Aviación, al Panteón de los Perros, al Jagüey y a donde fuera a caer para rescatarlo y nuevamente después de algunos arreglos, otro día volverlo a volar.


"Lalo, dijo mi amá que si le fiabas dos metros de manta, de la sanforizada, que porque va a hacernos unos bolsillos, porque los de mezclilla que nos hizo no aguantaron la carrilla del año pasado y ora nos van a dar más libros" Pareciera ser el díalogo que se establecía entre Lalo Valladares y los pequeños que acudían a su tienda a comprar la manta para la elaboración de nuestras mochilas Samsonite, verdad? En la fotografía, Toño Valdez, Lalo Valladares, Ramón Godínez y Raúl Trujillo, en la charla cotidiana en Villa Victoria.



Por la noche si eras monaguillo había que asistir al templo a participar con el incensario en el rosario y para esto había que ir a las casas cercanas a conseguir brasas para después al ponerse sobre éstas el copal que al quemarse, inundaba de un agradable olor el templo y cuando el Sacerdote tomaba el Santísimo con el que daba la bendición y la campana mayor sonaba era el momento que todo el Pueblo se paralizaba y donde estuvieras había que pararse guardar silencio y dirigir la vista al Templo y al terminar la tercer campanada, era el momento en que había finalizado la bendición y entonces te persignabas y podías volver a lo que estuvieras haciendo. Así el monaguillo orgulloso de participar en tan solemne acto para impresionar alguna muchachita y después a la salida con los cincuenta centavos que a veces te daba el Padre por la ayuda te alcanzaba para un rico plato de pozole, unos sopitos, después un rato en el jardín y luego a dormir.

Así es como recuerdo mi paso por la primaria, y tú si eres de ese tiempo pondrás a volar tu imaginación y recordar el tiempo vivido.

Mi reconocimiento para todos mis Maestros desde la Seño Socorro, Francisco Mora León, Bertha Pineda, Estela Olivares, Reynaldo Suárez, Salvador y Oscar Larios que con sus enseñanzas nos iniciaron y nos guiaron en el conocimiento y despertaron en muchísimos de nosotros el interés de tener una profesión que algunos logramos y otros por cualquier circunstancia, no pudieron pero sembraron en todos la semilla de ser gentes de bien.

Una vez más los saluda con Respeto, Cariño y Afecto de Siempre.


C. Dentista Ramón Godínez Gutiérrez.

Morelia, Michoacán a 7 de agosto de 2010

1 comentario:

jose ramos dijo...

Hola: mi nombre es Jose ma. Ramos y soy de Coalcoma'n,Bueno pues ya lei toda la historia que aqui se relata y me gusto' mucho pues pareciera que fue contada por mi porque todo lo que narra esta persona me sucedio en Coalcoma'n. Tambien fui monaguillo y en la escuela "Tipo"teniamos todo lo que se cuenta aqui'a mi me toco por mucho tiempo llevar el nixtamal para el molino que en ese tiempo era de Don manuel martinez y los mismos pleitos en la fila de la de la cubeta por otros que se metian adelante.Todo lo que se cuenta aqui es lo mismo que me sucedio. El pan recien horneado las donas y mueganos por las ma~anas tan ricos, el pinole, las paletas de limon el ponte duro los bu~uelos por las tardes, los sopitos y enchiladas tambien por las noches' cuando saliamos de misa que todavia estaba oscurito en el mercado las canelas con piquete o sin el pero se le llenaba el puesto a Josefina Del Rio de clientes, los cacahuates tostados en el comal por las tardes "El ruido de u~a"como le decian En fin tantas cosas que no tienen fin pero que tiempos aquellos tan llenos de inocencia es por eso que yo creo que las costumbres eran las mismas de Chinicuila o sea Villa Victoria como se le llamo' despues. Un saludo a todas las personas de estos lugares donde se encuentren que viva Villa Victoria y mi Coalcoma"n querido.