Villa Victoria,Chinicuila Michoacán.: EL PROFESOR TACHO

domingo, 21 de junio de 2009

EL PROFESOR TACHO

Alfonso Chávez Espinosa


EL PROFESOR TACHO

(Un pequeño homenaje a mi querido Maestro)




El Profesor Anastasio Esparza Guerrero fue una persona muy valiosa para Chinicuila y, consecuentemente, muy querida por los habitantes de nuestro municipio. Me gustaría escribir acerca de su vida pero no tengo información, espero que alguien lo haga pronto, y si no sucede procuraré investigar y mandarle a Lupita lo que pueda recopilar; desde aquí animo a alguno de sus descendientes a que lo haga porque es necesario que las nuevas generaciones de chinicuilenses sepan quién fue el Profesor Tacho, como cariñosamente le llamábamos y cuál fue el legado que nos dejó. Por lo pronto sepan quienes no lo conocieron que fue un maestro querido y un paisano de conducta ejemplar.

Hace unos 23 años mi compadre Benjamín Trujillo Serrano y su mamá Amelia (a quienes quiero entrañablemente, al igual que al resto de su familia), mientras yo vivía en su casa de Colima, me hicieron el favor de prestarme un libro llamado “SUROESTE MICHOACANO”, editado en 1953, que aborda importantes pasajes de la historia de Chinicuila y cierta información de Aquila y Coahuayana. Sin que entonces se conociera el término “pirata” (por lo tanto me declaro inocente), saqué una copia que aún conservo, y de la cual, aprovechando que en ningún lugar leí aquello de “Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción parcial y total…”, comparto con ustedes una pequeña parte de este extraordinario libro de 120 páginas, y si nadie se opone en consulta que haré con alguno(s) de sus hijos o nietos, podríamos seguir con otros artículos.

En la dedicatoria del libro, el autor, Anastasio Esparza Guerrero, advierte: “No pudiendo dar a mi pueblo natal otra cosa mejor, le dedico este pequeño trabajo”, y desde ahí se advierte la calidad de este gran hombre.

A continuación transcribo fielmente el contenido del apartado denominado: “PARTICIPACION DE CHINICUILA EN LOS DIVERSOS MOVIMIENTOS ARMADOS DEL PAIS”.


“Timbres de orgullo han sido siempre para nuestro pueblo su patrimonio y liberalismo, demostrados cada vez que la ocasión se presenta. Cuando México ha necesitado defender su soberanía, su libertad y postulados, Cuinicuila ha pasado siempre lista de presente.

Durante la guerra de Independencia Nacional, prácticamente no existía Chinicuila, pues fue en aquella época cuando vinieron los primeros pobladores. En las luchas intestinas que siguieron a la emancipación nacional y en la guerra de intervención norteamericana, tampoco pudo participar nuestra región, pues Chinicuila estaba en formación.

En cambio, en la guerra contra el llamado Imperio de Maximiliano, si pudo ya prestar su contingente que consistió en un grupo de chinicuilenses montados y armados que contribuyeron a derrotar y exterminar a una de las más tenaces y temibles contraguerrilla francesa que venía operando en la región comprendida entre los Estados de Colima, Michoacán y Jalisco.

Era el año de 1866 cuando el valiente pero cruel jefe francés Berthelín (nuestras gentes todavía lo pronuncian “Bertelán”), perseguía con saña a la guerrilla mexicana mandada por el General Don Julio García. Cierto día Berthelín salió del rumbo de Colima con dirección al ahora pueblo de Trojes, Mich., para continuar a Coalcomán, punto donde sabía se encontraba el General García, quien informado del movimiento francés procedió rápidamente a llamar a sus hombres y, organizados que los tuvo, partió hacia Trojes. Berthelín aún no llegaba al punto llamado El Naranjo, Jal., lo que aprovechó el astuto Don Julio para mandar a un señor Muñiz a que, con otros vecinos de confianza de dicho lugar, organizara por la noche un baile, distribuyese vino en abundancia a fin de que al llegar allí los franceses se entretuvieran y se les soltara la versión de que Don Julio todavía estaba en Coalcomán.

Lo anterior sucedía al fenecer el día 9 de noviembre de 1866. El taimado Berthelín tragó el anzuelo; pues aunque no permitió que su tropa se emborrachara, si optó por pasar aquella noche en El Naranjo para madrugar al día siguiente. Esto dio tiempo al General García para preparar una emboscada muy cerca de la ranchería El Guayabo, próximo a Trojes.

La madrugada del día 10 del mes y año citados, el sagaz Berthelín mandó algunos soldados adelante como exploradores, mismos que fueron aprehendidos por las fuerzas mexicanas al poco rato de haber salido. Momentos después, Berthelín salió al frente de su contraguerrilla compuesta por franceses y mexicanos traidores. Solo habían caminado unos cuantos pasos cuando por todos lados se escucharon gritos y nutridos disparos de fusilería que comenzaron a hacer estragos en las fuerzas imperialistas, que sobreponiéndose a la sorpresa y con un jefe tan intrépido como era Berthelín, se defendieron con bizarría al extremo de que durante toda la mañana, no se vislumbraba la victoria a favor de ningún bando. A las diez de la mañana se combatía ya cuerpo a cuerpo con todo ardor por ambos lados. Como al mediodía algunos franceses y traidores comenzaban a huir. A las tres de la tarde, los patriotas mexicanos con su Jefe Don Julio García a la cabeza, arremetían con gran bravura contra sus enemigos; fue a esa hora cuando cayó muerto acribillado por las lanzas mexicanas, el segundo jefe de la contraguerrilla francesa, Conde de Moynier Chamborand. Desde este momento, franceses y traidores comenzaron a flaquear más y más a pesar de los esfuerzos y voces de mando de Berthelín. Nuestros chinacos se crecían viendo ya muy cerca la victoria y ya se apresuraban a dar el último asalto, cuando los jefes de ambos bandos, que ya rato se buscaban, se hallaron y al verse se acometieron con fiereza. Una imprecación en castellano y otra en francés y el terrible chocar de los sables fue lo que se oyó al comenzar aquel singular combate cuerpo a cuerpo entre el patriota General Julio García y el invasor francés Berthelín. Después de un breve pero durísimo cambio de golpes, cayó gravemente herido al francés a los pies del mexicano. Don Julio preguntó al caído qué hubiera hecho con él si la suerte hubiera sido contraria, el vencido contestó con valor y arrogancia: “Te acabaría de matar, Julio”; entonces el General García cortó de un tajo la cabeza de Berthelín.

Es fama que Don Julio García limpió muy bien el cráneo de Berthelín y lo llegó a usar como jícara para bañar a su caballo y que, después de usarlo, lo colgaba en algún garabato para que oscilara diciendo “mécete Berthelín”.

Aquel combate duró todo el día. Los guerrilleros mexicanos se cubrieron de gloria, de la que fueron partícipes para orgullo nuestro, los chinacos chinicuilenses Antonio Méndez, jefe del grupo; Evaristo Guerrero, Arcadio Silva, Julio Rojas, Marcelino Magaña, Mateo Serrano, Juan Molina, Felipe Anguiano, J. Jesús Escareño y Pedro Acevedo.

Con la acción de armas descrita, quedó esta región libre de invasores y traidores armados.

Los movimientos armados internos habidos durante los restantes años del siglo XIX, no afectaron la vida de la casi desconocida región de Chinicuila, la que al igual que todo el país, a poco entró en el letargo agobiador de la dictadura porfirista, cuya carga soportó abnegadamente y los desheredados siguieron labrando la tierra para los patrones, para los terratenientes que habían adquirido grandes terrenos vendidos bien o mal por el Gobierno de Don Porfirio Díaz y del Gobernador Mercado”.

Gracias Lupita por publicar este material

Dios los bendiga.

1 comentario:

ana judith aide trujillo trujillo dijo...

Fonso: No me queda la menor duda nuestro querido Prof. Tacho era un gran maestro, tendré que leer el libro "Suroeste michoacano", para conocer otra de las habilidades y facetas que tenía éste gran hombre. Yo francamente lo recuerdo como mi maestro de 3o. de primaria, lleno de anécdotas y sabiduría en el proceso de enseñanza-aprendizaje, cada que veo la película de Karate Kid recuerdo con gusto a mi querido maestro.¿Habrá algún motivo?. Un beso amigo.