Villa Victoria,Chinicuila Michoacán.: VACACIONES INOLVIDABLES

sábado, 27 de junio de 2009

VACACIONES INOLVIDABLES



¡Hoy, decidí escribir y recordar muchos hechos y anécdotas de mi niñez!



Omar Reyes Godínez.




No soy Chinicuilense de nacimiento pero mi madre lo es en un 100 %, de manera que, si el cariño por la tierra se obtiene en gran medida por las vivencias que pasamos cuando fuimos niños, me corresponde serlo en un buen porcentaje. Su origen, fué el motivo por el cual yo visitaba a mi abuelito Agapito Godínez Oseguera, durante las vacaciones de verano, donde tuve muchas vivencias que ahora son anécdotas y recuerdos imborrables en mi vida y que quiero compartir con todos Uds. amigos lectores y visitantes del blog http://www.villavictoriamich.blogspot.com/

Todo empezó cuando tenía como cinco años de edad, corría el año 1969. A esta edad junto con mi hermano mayor Sergio, esperábamos las vacaciones de mi tío Ramón (Monín) que estudiaba en Morelia para ir a visitar Chinicuila por algunas semanas. Durante este periodo vacacional, viajábamos con algunos primos y tíos Chinicuilenses que estudiaban en Morelia, no quiero mencionar nombres para no omitir a alguno de ellos, ya que sabemos quienes éramos los viajeros. Primero, el viaje se iniciaba en la ciudad de Morelia por la noche hacia la ciudad de Colima para tomar el camión pasajero que salía hacia Villa por la madrugada y después de un sangoloteo interminable llegar a nuestro destino pasado el medio día. ¡Era toda una aventura! pasar el rio grande en una canoa. Si estaba muy crecido y se conociera que no había paso por el mismo, viajábamos a Cd. Guzmán, Jalisco para tomar la avioneta de Don José Covarrubias para llegar a Villa justo a la hora del almuerzo -Que les parecen unas costillitas de puerco en salsa de tomatillo milpero, acompañados de unos frijolitos refritos con tortillitas echadas a mano y para rematar un pedazo de queso fresco de “Los Magueyes”.

Después de la odisea para llegar todo se tornaba en diversión. De inmediato hacíamos nuestro programa de paseos como salir a “El aguacatillo”, “El barrancón" o bien ir a nadar a la pileta de la casita del padre; caminar hacia “La tortuga” o ir a “La toma” en “El Pozo”. De estos paseos tengo muchas anécdotas vividas con mi hermano Sergio, mi abuelito Agapito, mi tío Monín y mis primos Migue y Martín Magallón. Cabe aclarar que fui un niño hiperactivo, como se le dice ahora, pero en mis tiempos se le llamaba guerroso. El bañarnos en la fuentecita del jardín de la casa del abuelo era algo que me gustaba por que tenía peces de colores de mi tía Leonor (qepd) quién se enojaba por que por bañarnos allí, algunas veces sin intención, los peces brincaban fuera de la pila y algunos morían.

Recuerdo cuando una vez jugábamos en el jardín con nuestras resorteras y mi prima Janny Larios vino con su bicicleta, se la pedimos prestada de muy buena manera, encontrando una negativa a nuestra amable petición; entonces, el diablillo rápidamente maquinó una de sus travesuras: se la quitamos y jugamos con ella hasta que se la descompusimos y nos fuimos corriendo a escondernos a la panadería que estaba en la casa de mi abuelita Susana Pineda, estando allá, decidimos irnos al patio de atrás, donde encontramos algunas cajas de madera las cuales nos llamaron la atención porqué contenían botellas vacías de refrescos, muy viejas, mismas que colocamos en línea para romperlas a resorterazos. Al escuchar el ruido de las botellas, mi abuelita salió y nos dio una buena con pellizcos de monja y desgreñones, sin esperar más salimos huyendo nuevamente a la casa de mi abuelito Agapito quien ya nos esperaba para regañarnos, pues la primera afectada: Janny, ya había ido a dar la queja.

En otra ocasión íbamos a la loma del burro a recoger uvalanes con varias de mis tías, mi mamá Belia Godínez y algunos de mis primos y primas; estábamos subiendo la loma cuando de repente se escucha una estruendosa flatulencia salida desde la humanidad de mi tía Elia Valladares (qepd),-vamos, se le salió un pedito- yo que iba atrás de ella empecé a gritar: ¡me mató!, ¡me mató! y empecé a rodar loma abajo. Todos nos reímos y años después mi tía lo recordaba y lo platicaba con mucho cariño y se reía al contarlo. Este es un bonito recuerdo que tengo de ella.

Recuerdo cuando salíamos de cacería o a la tirada con mi abuelito, ya un poco más grandes. Por este tiempo, mi abuelito nos había regalado un rifle calibre 22, a Sergio y a mis primos Martin y Migue y uno a mi, salíamos de madrugada todavía a obscuras con rumbo a “El pozo” a tirarle a las palomas. Cuando llegamos al sitio, mi abuelito nos dijo a mi y a Migue que nos quedaríamos debajo de una parota mientras El, Sergio y Martín se irían al otro lado del río, todavía estaba obscuro. Migue y yo, nos quedamos esperando a que saliera el sol para que las palomas se pararan en la parota y así tirarles pero el cansancio nos venció y nos quedamos dormidos, el sol salió y la parota estaba llena de güilotas. Nosotros sin disparar ni un cartucho, luego llegó mi abuelito encontrándonos dormidos y otra regañada, al final solo matamos como unas 4 o 5. Cuando regresamos al pueblo yo platicaba que habíamos matado como 50, mi mamá me preguntó que si me habían gustado y que cómo las habían guisado, yo le dije que en mole y además, que mi abuelita Delfina solo me había dado una piernita.

Hablar de mi abuelita Delfina solo me trae buenos recuerdos como el de los cuentos que nos platicaba antes de dormirnos y de las travesuras que le hacíamos, como cuando Migue y yo la distrajimos para que Sergio y Martín sacaran los hielitos de sabores y las gelatinas que siempre tenía en el refrigerador de gas con que contaban. Siempre se daba cuenta, pero como nos quería mucho, no nos regañaba.

Ya mas grandes, en una ocasión Migue sacó de la tienda de su mama, mi tía Irma, unos barrenos los cuales explotamos en el tanque de las iguanas, sin medir las consecuencias, muchos pececitos salieron a flote muertos por la explosión. Nos asustamos mucho y Martín le decía a Migue que lo acusaría con su mamá y en ese momento Migue empezó a llorar y le decía a Martín: ¡Martincito por favor no le digas, Martincito, por favor Martincito, Martincito! y Martin nunca lo acusó. Sin embargo, es una de las travesuras que me molesta recordar por el daño causado a los peces del tanque de las iguanas.

Mi abuelito, una persona que fue muy inteligente y servicial el cual llegó a desarrollar las funciones propias de un médico, sabia confeccionar guaraches y zapatos, era armero y toda profesión que se necesitara en Villa, El salía y daba el servicio aún sin saber, el lo trataba y lo lograba. En una ocasión le llevaron a arreglar una bomba fumigadora de aire, de un galón. La estaba arreglando cuando se fue al almuerzo, en ese lapso, los expertos en bombas fumigadoras entraron en acción (Sergio, Martin, Migue y yo) llegamos a su taller y empezamos a jugar con la bomba cuando un niple se soltó cayendo en la coladera del desagüe del taller. Nosotros, los expertos, salimos corriendo. Cuando mi abuelito regresó y descubrió que faltaba el niple, nos llamó a todos para darnos una regañada marca diablo. Para remediar el daño, empezamos tirando agua por la coladera hasta que el niple salió por el boquete de la coladera del jardín ¡uff que susto! y a la hora de la comida todos reíamos de lo sucedido.

Fuimos creciendo y nuestras actividades fueron cambiando como ir a jugar Basketbol a la escuela, ir a ver jugar billar a mis tíos y primos; pero lo que más me gustaba era bañarme temprano y esperar en el portal a que las muchachas salieran al jardín para platicar con ellas e invitarles una coca cola con cacahuates del puesto de mi tío Everardo Alcántar. Después, ir a cenar pozole con Doña Lupe Sánchez o a los tacos de carne adobada e ir a darle vueltas y más vueltas al jardín, eso si, en un sentido porque en el otro, las muchachas lucían sus mejores galas domingueras. Así, hasta que la luz diera el primer apagón. Luego, todos salir corriendo a nuestras casas !Que tiempos aquellos! Aclaro, todas las muchachas eran mis primas.

Todo esto me hace recordar a mucha gente Chinicuilense que hizo pasar ratos inolvidables en mis vacaciones en Villa, quiero agradecer a mi abuelito por todo el tiempo que nos dedicó en nuestras vacaciones, a mi abuelita Delfina, a mi tía Irma, a mi tío Ramón (Monín), a mi tía Leonor (qepd) por soportar a los diablillos (Sergio, Omar, Martin y Migue). A estas personas las quiero mucho y son un ejemplo a seguir. Un Saludo a todos los Chinicuilenses que fueron parte de mi niñez tanto en Villa como cuando nos visitaban en Morelia en la casa de mis papás Jesús Reyes A. y Belia Godínez.

1 comentario:

ana judith aide trujillo trujillo dijo...

Omar: Excelentes vacaciones tienes todavía en tu memoria, ¿no crees que fuimos super afortunados?, en gozar de tantas cosas bellas, pero primo que bárbaro también se nota que fuiste tremendo, bendito Dios que estaba contigo para cuidarte. Me dá mucho gusto verte de nuevo por favor sigue escribiendo, hay tanto que contar. Besos. Judy