REMEMBRANZAS.
Recordar. . . ¡Recordar es volver a vivir! reza por ahí algún dicho que los humanos inventamos. Y esto es muy cierto, más aún cuando dependemos en gran medida de la tecnología que, en función del tiempo nos ha permitido valernos de ciertos instrumentos para ayudarnos con este proceso de regresar en éste, tal es el caso de las fotografías.
Recordar a través de las fotografías nos ofrece la posibilidad de estar en algunos lugares entrañables, pasar algún rato con la familia, los amigos o simplemente transportarte en el tiempo a alguna de las épocas en las que la felicidad asomó a tu puerta o en su defecto la desgracia. Adicionalmente, las fotografías te permiten hacerte una especie de retrolavado espiritual si lo podemos llamar así, por el hecho mismo de regresarte en el tiempo al lugar mismo donde aún no cometías los errores o lograbas los éxitos que te han colocado en el lugar y el espacio que actualmente ocupas dentro del conglomerado humano en el que te desarrollas –ahh jijo, hasta parezco político mexicano, verdad?
Si nos referimos a nuestro querido Chinicuila del Oro – no se a quien se le ocurrió la idea de cambiarle el nombre a nuestro pueblito- bueno, si lo sabemos pero . . . en fin! sigamos, y si hablamos de fotografías, inmediatamente viene a mi memoria Don Martin Olivares y Baltazar Espindola, o no? Para quienes tuvimos la suerte de vivir mas o menos entre finales de los 60’s, 70’s sabemos que ellos destacaron en este oficio con las famosas cámaras Polaroid. Baltazar quizá, más moderno, dado que Don Martin utilizaba la cámara fija de estudio, en donde el fotógrafo debía cubrirse con un lienzo negro con objeto de que la luz no velara los negativos; en cambio Balta hacía gala de su oficio, al utilizar la polaroid portátil instantánea con flash de cubo removible. Ah! que recuerdos.
Recuerdo especialmente una fotografía que me tomó Baltazar justamente el día en que el Padre Alberto Terríquez y sus acompañantes sufrieran terrible accidente aéreo que les costo la vida. No recuerdo la fecha exacta, pero mi Padre como siempre con una cualidad especial para guardar fechas, inscribió la referencia en la parte de atrás de la fotografía. Debí contar con 5 o 6 años de edad, vestido con pantaloncillos cortos, manchados seguramente por la pulpa de las cabezas de negro, resortera terciada al pescuezo –arma predilecta de los pequeños de la época- y sobretodo, una gran sonrisa, plena, sin poses, sin preocupaciones, solo por el hecho de salir en la foto y observarte casi de inmediato, gracias a la fotografía instantánea y obviamente al gran Balta.
Luego la ponemos, por lo pronto van estas que tomé en mi reciente visita a Chinicuila, el pasado diciembre.
Ing. Agr. José Rafael Trujillo Trujillo
Pomona, California, abril 18, 2008.
1 comentario:
hola a todos los de la villa de parte de zoila villa abundiz
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